viernes, 28 de octubre de 2011

Los días frescos de primavera me relajan tanto que no dan no ganas de salir y quedarse sentada, recibiendo el la calidez del sol en la espalda y recibir esas ricas brisas que refrescan el pelo y el rostro.Me dí cuenta que tenía que aprovechar el día y el tiempo para visitar a una vieja y buena amiga, para retomar viejas conversaciones que estaban pendientes, la extrañaba mucho.
Nos encontramos con varias sorpresas al transcurrir nuestras conversaciones, de viejos amores, de experiencias de nuestras amistades,el colegio,conversaciones por chat con otras personas, novedades femeninas,amores actuales...creo que el té nunca se me enfrió, disfruté cada sorbo y seguía hablando,las horas seguían pasando y todavía quedaba mucho por hablar, teníamos que ponernos al día...hasta, que nos dio las nueve de la noche y nos dimos cuenta que era hora que me marchara, el día estaba tan fresco que no me abrigué lo suficiente y me encariñé con el ambiente en su casa que al salir, sufrí tiritones por el camino.
No hay nada como una taza de té, mucho tiempo, mucha confianza y amistad, para una tarde de mucho de qué hablar.

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